XIV Domingo del Tiempo Ordinario

🌿🕯️ Primera Lectura

Lectura de la profecía de Zacarías 9,9-10:

Así dice el Señor: «Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica. Destruirá los carros de Efraín, los caballos de Jerusalén, romperá los arcos guerreros, dictará la paz a las naciones; dominará de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra.»

Palabra de Dios

Te alabamos Señor 


🌿🕯️ Salmo

Sal 144,1-2.8-9.10-11.13cd-14

R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;

bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Día tras día, te bendeciré

y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.

El Señor es clemente y misericordioso,

lento a la cólera y rico en piedad;

el Señor es bueno con todos,

es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,

que te bendigan tus fieles;

que proclamen la gloria de tu reinado,

que hablen de tus hazañas. R/.

El Señor es fiel a sus palabras,

bondadoso en todas sus acciones.

El Señor sostiene a los que van a caer,

endereza a los que ya se doblan. R/.



🌿🕯️ Segunda Lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8,9.11-13:

Vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Así, pues, hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.

Palabra de Dios

Te alabamos Señor 

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Evangelio del Día 

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11,25-30:

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor

Gloria a ti Señor Jesús 

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Mt. 11, 25-30: Cansados y agobiados.

1) Ocultaste a los sabios: Dios vino a tu vida sabiendo incluso cómo es tu vida. Porque como diría un pensador “somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”. Porque vos y yo, todos, tenemos una historia, tenemos un pasado que nos condiciona, nos limita, nos determina y nos contextualiza. Pero también está esa cuota, ese punto, de libertad. La libertad es el don que Dios puso en tu vida y siempre lo debes cuidar. Es esa libertad la que te permite decir “¿esto me tocó en la vida pero qué hago con esto?” Uno puede ser un resentido porque tuvo una infancia espantosa o puedo llegar al éxito aun habiendo tenido una infancia espantosa. Recordá que el pasado explica de una persona, pero no la justifica. Quiero que esto último lo tengas en claro. Es tu libertad la que permite que vos seas una buena o mala persona. Es desde esta sabiduría que Dios te permitirá ver tu vida y decidir por tu vida.

2) Humildad: Dios nos sigue mostrando que en la vida eclesial no hacemos campaña política ni tampoco buscamos ascensos, o hacemos gestiones. Los cristianos solamente llevamos a Cristo y lo compartimos desde nuestra experiencia personal. Pero se nos ha metido la soberbia espiritual (como diría san Juan de la Cruz), en donde nos imponemos con nuestros cargos de Iglesia o hasta incluso con nuestro saber teológico, haciendo de “patobicas” de ingreso a la casa de Dios, porque hasta actuamos con violencia. Hoy Jesús nos vuelve a invitar a descubrir la verdad de la vida en la humildad y a comprender que Dios sigue sorprendiendo llamándonos a vivir la vida cristiana en lo simple y simplemente viviendo desde Cristo, en Cristo y para Cristo. 

3) Cansado y agobiado: Hoy Jesús sigue invitándonos a refugiarnos en Él y este domingo, que es día del Señor, dale y dedícale un momento a Él, en el momento de la elevación de la Eucaristía dale todo lo que traes en tu corazón para entregarle. En ese momento de tu oración personal decile “todo tuyo”. Hay una parte de la misa que me motiva mucho “oren hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes….” Es entregarle todo tu sacrificio de la semana y ponerlo en esa patena para que el Señor transforme todo. Entrégale y entrégate. Algo bueno está por venir.

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Fuente: ciudadredonda.org 

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