Queriendo alentar el progreso de su hijo pequeño en la música, su madre lo llevó a un concierto de piano.
"Señor, tú eres mi porción y mi copa; eres tú quien garantiza mi futuro".
Salmo 16: 5
Después de que se sentaron, la madre vio a una amiga en la audiencia y se acercó a ella para saludarla. El pequeño se levantó de donde estaba y su curiosidad lo llevó hasta una puerta donde estaba escrito "NO ENTRADA". El concierto estaba a punto de comenzar, la madre regresó a su asiento y descubrió que su hijo no estaba. De repente, las cortinas se abrieron y las luces cayeron sobre un hermoso piano en el centro del escenario y allí estaba el niño sentado al teclado recogiendo inocentemente las notas de "una canción infantil". En ese momento, el gran pianista hizo su entrada, rápidamente se acercó al piano y le susurró al oído al niño: "No pares, sigue tocando". Entonces ese pianista extendió su mano izquierda y comenzó a tocar. Luego, rodeó al chico con la mano derecha y le añadió un bonito acompañamiento. Juntos, el viejo maestro y el joven convirtieron una situación incómoda en una experiencia maravillosamente creativa. Así es con Dios. Lo que podemos lograr por nuestra cuenta no es digno de mención. Hacemos nuestro mejor esfuerzo, pero los resultados no son exactamente los que nos gustaría. Pero con las manos de Dios, las obras de nuestra vida pueden ser verdaderamente maravillosas. Cuando vaya a lograr algo, escuche con atención. Puedes escuchar la voz del Maestro, susurrando en tu oído diciendo: "¡No pares, sigue jugando!" Y siente los brazos amorosos del Señor a tu alrededor, tocando el concierto de tu vida.
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📖 Hechos 4:14-18
Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.
✍️ Actuando en consecuencia: Cuando Pedro y Juan sanaron a un enfermo en el nombre de Jesús, nadie lo pudo negar. Era evidente y notorio que hay había sucedido un milagro. Cuando Dios actúa o nos habla acerca de algo, es evidente que viene de Dios e igualmente no lo podemos negar. Los sumos sacerdotes, tenían claro que Dios había actuado por medido de Pedro y Juan y tenían claro, que Dios estaba con ellos incluso por su forma de hablar. Algo bien distinto, es como actuaron a la vista de la manifestación de Dios.
🔴 Si bien ellos no negaron que esto fuese así, no quisieron saber nada, es más y actuaron como si nada hubiese pasado, amenazaron a las personas que Dios utilizó.
El hecho fue el mismo tanto para Pedro y Juan como para el enfermo y los sumos sacerdotes, pero mientras que para unos Dios se glorifico, para otros fue algo que se salía de lo que ellos entendían y no quisieron saber nada.
¿Estas centrado en tu forma de pensar y no permites que Dios te hable y te cambie?
Romanos 12:2 nos da la clave: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Permitamos que Dios nos hable y nos transforme. Escuchemos su voz y actuemos en consecuencia. Dios te bendiga.
Amén
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